Aquí yace el gusano de mi muerte
y yace el sol desnudo de las tardes,
yace en las mañanas frente al mar
y rompe el diminuto cerco hundido.
La historia me perdone, los adioses,
el falso rictus grave, cada gramo
de sal que recortaba mi sonrisa.
Las puertas ya cerradas, esas luces
roncas de anunciar la madrugada
no saben, no conocen, no recuerdan
paso a paso, gota a gota el desaliento.
Nada me detuvo y aquí calvo,
pútrido, perfectamente seco,
intruso de mi piel, obsesionado,
repito mi destino extrañamente.
Un trozo de papel, un ángel muerto,
las cruces de este lánguido jardín;
los trenes que conmueven nuestros huesos,
poco habrá de nuevo en el espejo.
No quise estar aquí, de piedra hueca,
de larga eternidad o cielo raso,
no puedo regresar, me lo imagino
y nunca habré entendido mi final.
Falsa aquella sórdida leyenda,
falsa en sus acentos terminales;
la prueba está a la luz: estoy cantando.
Ninguno esté seguro de mi entierro,
ninguno palpe el borde en la moneda,
no hay herencia, ni legado, ni epitafio,
escribo estas palabras convencido
que el pálpito me acosa en su rencor.
Morales, Andrés.
Antología Personal (1982-2001)
Baltazar, aqui yace mi estirpe maldita, intacta del pasar de los tiempos, locura, divina locura
La Sonata de la Muerte
miércoles, 5 de noviembre de 2008
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'persôna,ae'
muchas veces grite" nunca debí de nacer, yo no lo quería..." pero en verdad yo lo deseaba, deseaba poder encontrarte, si a ti, se que lo entiendes y se que no.. pero sigues ahí, gritandome, retandome, amandome a tu manera.
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